reportaje

Clap Clap Fantasma: «Nuestra búsqueda es construir una relación desde el arte contemporáneo con los públicos regionales»

por Fabiola Sánchez

Fotoportada: en la imagen, Macarena Béjares da vida a uno de los dos clones de la obra Elevador Elevador. Foto: Nicolás Medina.


Con Elevador Elevador, obra estrenada en enero de 2025 en Temuco, el grupo de investigación y creación artística Clap Clap Fantasma profundiza una apuesta colectiva y específica en torno a la investigación en arte contemporáneo, usando el teatro como lenguaje y como puente con las audiencias. Conversamos con el dramaturgo José Isla Hidalgo, quien compartió parte de la trayectoria y quehacer de este grupo.

¿Cómo hacer creación artística en un paradigma que parece arrinconar a los artistas a los ámbitos de la gestión cultural y a los formatos preestablecidos de la «generación de contenido»? En un escenario que solo permite un par de segundos para captar la atención de un público o una audiencia, el lugar del arte contemporáneo queda —¿como siempre?— por encontrarse. La pregunta del millón de likes podría ser: ¿cómo hacer arte contemporáneo que conecte con las audiencias? ¿Y específicamente con las audiencias de La Araucanía?

Esta es la búsqueda del grupo de investigación y creación artística Clap Clap Fantasma, que surge en 2022 como un brazo de la Fundación La Lluviosa, y una suerte de punto de fuga del trabajo de gestión cultural y creación de espacios de desarrollo de proyectos artísticos que esta Fundación realiza.

La fuga es hacia la investigación artística propiamente tal, dice el dramaturgo José Isla Hidalgo, su fundador, y con quien conversamos para explorar algunas aristas del trabajo de este grupo: «[En La Lluviosa] nos dimos cuenta que el trabajo en cultura y la gestión cultural como tal es específico, a pesar de que la cultura es un fenómeno o un concepto súper complejo, múltiple. Vimos que nuestro trabajo estaba muy asociado a la gestión cultural, con roles más acotados en lo creativo».

Como respuesta a esto surge Clap Clap Fantasma, un «espacio seguro» para indagar en las intersecciones entre la creación artística contemporánea y la vinculación con audiencias. Integrado en su núcleo por Consuelo Fernández, diseñadora gráfica con especialización en dirección de arte y diseño integral; Miguel Alvarez, cineasta y productor audiovisual y ejecutivo; y José Isla Hidalgo, dramaturgo, psicólogo y productor creativo, el equipo cuenta en su corta historia con varios proyectos artísticos, principalmente en torno a los formatos del teatro y el arte en vivo, aunque también se encuentran en desarrollo algunos proyectos cinematográficos.

Así, el grupo ha estrenado dos obras de teatro en gran formato: Vaporosidad (noviembre de 2023) y La invención de la trama (enero 2024), esta última con el financiamiento del Fondo Nacional de Fomento y Desarrollo de las Artes Escénicas 2023; y dos obras de teatro en pequeño formato: Kechumalal: cinco corrales a la imaginación (2018) y Amo de Llaves (mayo 2023).

La última obra, Elevador Elevador, fue estrenada en la carpa Teatro Trashumantes (Temuco) durante este verano y contó con el financiamiento del Fondo Nacional de Fomento y Desarrollo de las Artes Escénicas 2024. De acuerdo a su creador, es la obra más cercana a los formatos teatrales establecidos. Situada en un tiempo futurista, pone en discusión lo humano y lo «menos humano», inspirándose en la mitología griega y sus dioses y semidioses a través de sus referencias a Narciso, y cómo esto resuena en los horizontes de la tecnología y en específico, la clonación y la realidad aumentada o expandida, apoyado de una manera central en el trabajo de diseño integral en el que el grupo se está especializando a través de la diseñadora escénica Consuelo Fernández.

En la imagen, un momento de la obra Kechumalal: cinco corrales a la imaginación. Foto: Jimena Brescia.

¿Entender el arte contemporáneo?

En Clap Clap Fantasma, la investigación artística se nutre del encuentro de «afectos y trayectorias» de parte de sus integrantes, que contribuyen desde sus búsquedas a los proyectos colaborativos que se levantan. También del interés por la construcción de vínculos con la audiencia regional a través del arte en vivo.

«Tenemos la necesidad de explorar lo artístico, de entender cómo se lleva a cabo un proceso artístico y cómo ese proceso deriva en obras que interactúan con el público. En nuestra región, la relación con el público sigue siendo un tema por entender», dice José Isla. «También queremos explorar la conexión que tienen los públicos regionales con las discusiones del arte contemporáneo, que son interesantes y que vienen bien para pensarnos, desde este territorio, desde un lugar no tan centralista y formalizado».

Así, la idea de obra actúa como el resultado ineludible del proceso artístico, y el puente que lo conecta definitivamente con el público, y cuyo valor se juega en el encuentro en vivo y en las experiencias específicas que se generan en cada encuentro.

«Las obras del arte contemporáneo no están pensadas para ser entendidas», comenta José. «Hemos presentado cosas que son, digamos, raras dentro de espacios comunales, con una muy buena recepción por parte de la gente. Eso nos ha orientado a seguir trabajando cosas en la línea de Clap Clap Fantasma que sean experimentales, pero creo que se están haciendo cada vez menos experimentales, sin por eso perder el componente de la investigación».

El acuerdo entre artistas y público es tácito: el arte contemporáneo y sus obras buscan ser experimentadas más que comprendidas, en un encuentro intermedio entre la generación de obra (hay personajes, hay historias, hay emociones y puestas en escenas) y su recepción, su interpretación y experimentación, a través de las cuales se completa.

— ¿Cuál sería el sello de Clap Clap Fantasma respecto a otros trabajos que se están haciendo en la región?

— Nuestro enfoque no es replicar fórmulas ya establecidas. Si revisas la trayectoria del grupo, las primeras obras eran performance, tenían que ver con cuestiones mucho más desarmadas en términos dramatúrgicos, mucho más difíciles de entender, o que no apelaban tanto a esa forma de relación. Y las últimas ya están en un formato reconocible como obras de teatro, los personajes también están con una identidad fija, cuestión que no había ocurrido antes. Los tonos emocionales también son mucho más reconocibles por el público, pueden reconocer que hay un tono de comedia en un punto, en otro momento melodramático. La percepción actual, producto de los medios de comunicación y todo este sistema en el que estamos inmersos, está súper entrenada en percibir historias, todos esos consumos culturales que son propios de la industria de Hollywood, bajo los cuales hemos sido entrenados desde muy pequeños nos generan un hábito. Y ese hábito uno lo puede ir moviendo, y esa es la idea, que la gente pueda ver cosas un poco menos triviales.

Otra dimensión importante es la documentación. Vamos construyendo memorias de cada proceso, donde cada profesional recopila y da a conocer materiales y documentos que le parecen relevantes. Es nuestra forma de enfatizar la dimensión investigativa y no quedarnos solo en la presentación de una obra.

— ¿Cómo ha sido la relación con las audiencias? Porque a pesar de los formatos experimentales que usan, mencionaste que han logrado una recepción positiva.

— Sí, y eso ha sido una sorpresa muy grata. En general, el público tiene una disposición respetuosa y abierta a la experiencia, incluso cuando la obra los saca de su zona de confort. Por ejemplo, con Kechumalal: cinco corrales a la imaginación, que es una obra experimental, la gente llega con la expectativa de ver algo reconocible como teatro. Pero aquí el espectador se pone audífonos y escucha un relato sin una puesta en escena tradicional. En este tipo de formatos, algunas personas pueden sentirse distantes, aunque han sido las menos. Lo importante es que, aunque haya quienes no participen activamente, siempre ha habido un respeto por el trabajo. Se entiende que nada de lo que ocurre es un error, sino que está diseñado de esa manera. La idea es que el público se permita entrar en la experiencia.

En la imagen, Jasmine Medina y Paula Mardones en La invención de la trama. Foto: Matías Vergara.

Aplaudir fantasmas

Clap Clap Fantasma es un juego de palabras, una onomatopeya que funciona en más de un nivel: espantar a un fantasma, aplaudir el espectáculo. Es también la instalación de la relación entre memoria e imagen, espacio y tiempo en el centro del quehacer de la investigación artística del colectivo.

Se basa en ideas de Giorgio Agamben y su rescate de la historia del primer teórico de la danza, Domenichino, en su ensayo Ninfas. Danzar es la «detención súbita entre dos movimientos», una operación del cuerpo que se rige por la memoria, que a su vez solo es posible por una imagen, el fantasmata.

Con un lenguaje desestructurado, dice Agamben sobre Domenichino: «danzar por fantasmata» viene a ser una afección que turba al cuerpo para manifestar «muchas cosas que no se pueden decir». En el trabajo teatral de Clap Clap Fantasma esta indagación por la aceleración y contracción del tiempo y el lenguaje descentrado se ha vuelto una obsesión dramatúrgica, dice José Isla.

— La construcción de obra es para desarmar, desagregar estos fenómenos desde lo técnico y desde el tiempo. Y por supuesto, al lenguaje. Porque en la dramaturgia tú haces hablar a la gente, aunque en estricto rigor sería como hacer actuar a la gente, pero también a mí me ha interesado cada vez más esta idea de diálogo, cómo la gente se comunica, qué se dice, cuáles son las modalidades de diálogo que tenemos. Esto bajo un prisma técnico, bajo un prisma de temporalidad; es decir, la estructura de construcción de obras se centra en la relación entre tiempo, memoria y técnica. Desde Cronotrauma, la primera obra aún no estrenada, ya estaba esa inquietud. Luego, con Kechumalal, trabajamos la memoria desde el teatro documental. Amo de Llaves exploraba el sonido como un canal de recuerdo. Y Elevador Elevador plantea una discusión más amplia sobre lo humano, la clonación, la tecnología y la idea de trascendencia futura.

— ¿Cuáles son los próximos pasos para Clap Clap Fantasma?

— Queremos seguir fortaleciendo la relación con el público regional, explorando nuevas formas de interacción en nuestras obras. También nos interesa seguir cruzando disciplinas, integrando más elementos del cine y la música en nuestras propuestas.

Además, estamos trabajando en generar redes con otros artistas y espacios culturales dentro y fuera de la región. Creemos que la colaboración es clave para que proyectos como este puedan seguir creciendo.

Clap Clap Fantasma es parte de Fundación La Lluviosa y su equipo trabaja desde 2022 en el desarrollo de trabajos artísticos autorales. Se pueden encontrar más novedades sobre sus trabajos en su cuenta de Instagram @clap.clap.fantasma

Fabiola Sánchez Morales es periodista por la Universidad de La Frontera.